Los edulcorantes
A NADIE LE AMARGA UN DULCE, ¿Pero qué sabes de los edulcorantes acaloricos que están tan de moda como stevia, aspartamo, xilitol, etc.? Los edulcorantes artificiales se usan para sustituir al azúcar, ya que estos “carecen de calorías” y aportan un sabor dulce a los alimentos. El origen de estos edulcorantes se remonta al año 1879, cuando un investigador descubrió por accidente un compuesto de sabor dulce que mas tarde seria conocido como sacarina. Pero ha sido durante los últimos 30 años cuando sean popularizado estos compuestos y se ha disparado su uso por parte de la industria alimentaria.
En cantidades pequeñas no se encuentran efectos negativos ni una clara relación con el sobrepeso, por lo que parece que son útiles para sustituir al azúcar de vez en cuando. Sin embargo, cuando se consumen con mucha frecuencia el tema se complica. Existen estudios de seguimiento a paciente durante años que han documentado asociaciones entre el consumo de bebidas con edulcorantes no calóricos y enfermedades crónicas (ej: síndrome metabólico). Sin embargo, organizaciones internacionales como la American Heart Association (AHA) y la American Diabetes Association (ADA) consideran posible que el origen de dichas enfermedades no se pueden relacionar directamente con el consumo de estos edulcorantes.
Algunos estudios indican que la ingesta de algo dulce pero sin calorías durante largo tiempo, y en cantidades elevadas, termina modificando el complejo sistema de regulación de energía de nuestro cuerpo. Alterando la capacidad de percepción del sabor dulce, una de las herramientas para controlar la saciedad y la ingesta de la energía. Debemos tener en cuenta también que al comer continuamente alimentos muy dulces, aporten o no calorías, se activan frecuentemente zonas cerebrales relacionadas con el placer y la recompensa, llegando a provocar una adicción a sabores y sensaciones muy intensas.
El consumo de azúcar activa los receptores de sabor dulce que se encuentran en la lengua y preparan al organismo para la ingesta de calorías, aumentando la secreción de insulina y enzimas gástricas. La presencia de hiperglucemia no resuelta y el aumento prolongado de la secreción de insulina contribuyen a empeorar la resistencia a la insulina e impone un estrés cíclico, que a la larga puede desencadenar patologías como la diabetes o síndrome metabólico.
Otra de las problemáticas de este tipo de edulcorantes es que algunos de los componentes alteren la flora intestinal a largo plazo provocando disbiosis (que es el desequilibrio microbiano de la microbiota normal, debido a cambios cuantitativos o cualitativos de su composición, cambios en su funcionamiento o actividades metabólicas). En algunos casos incluso puede provocar el aumento el ciertas cepas de bacterias dañinas como Clostridium difficile.
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